El Show Pedrín – 4Temporada

El Show Pedrín – 4Temporada:

Activismo, oportunismo y producción de campaña presidencial (un poco anticipada)

Por Nayeli Castro

“En política no importa lo que es, sino lo que parece.”
— Mario Vargas Llosa

La empresaria Blanca Pedrín —que se presenta como activista social y ambiental, defensora del pueblo y representante de la sociedad civil de Los Cabos (¡ahí nomás!)— vuelve a protagonizar un episodio digno de telenovela… o de precampaña.


Esta vez, Blanca aparece como la mano derecha y animadora oficial del gobernador Víctor Castro, en un nuevo capítulo que ha sacudido las redes sociales. En esta entrega del Show Pedrín, el gobernador irrumpe con maquinaria pesada y escoltado por policías estatales en un predio hotelero. ¿La orden judicial? Brilla por su ausencia. ¿El objetivo? Reabrir un viejo camino costero abandonado hace más de diez años y que, salvo por amistades de la empresaria Pedrín, prácticamente nadie —y mucho menos
‘el pueblo'— había pedido reabrir. Eso sí: fue presentado como si se tratara de una obra de liberación nacional. Y justo a su lado, con el puño alzado, Blanca Pedrín.

Todo esto ocurre mientras el gobernador sufre de lo que podríamos llamar “sequía de popularidad”. Las encuestas lo colocan como el segundo peor gobernador del país, y no es para menos: crisis pesquera sin atender, parálisis frente a sequías que afectan a los ganaderos, broncas con el sindicato de burócratas, y una investigación de parte de la Auditoría Superior de la Federación por más de 3,200 millones de pesos desaparecidos del presupuesto estatal, más otros 500 millones de un préstamo federal que, hasta el día de hoy, siguen en paradero desconocido. Pero eso sí: el camino costero no podía esperar.

Y si usted piensa que la parte más absurda del cuento es el operativo sin orden judicial, espere a leer el currículum ambiental de la activista estrella.


En 2024, Blanca fue el centro de uno de los mayores escándalos inmobiliarios de Los Cabos. Vecinos del fraccionamiento Costa de Oro la acusaron de construir una mansión de dos niveles en un lote donde solo se permitía uno, sin contar con licencia de construcción ni manifestación de impacto ambiental. La basura y el cascajo de la obra terminaban en la playa, y la construcción invade terrenos colindantes, incluyendo el acceso a la playa del condominio. Y si eso no bastara, la obra se levantaba nada más y nada menos que sobre una duna costera y a escasos kilómetros del Parque Nacional Cabo Pulmo. Un combo ganador de ilegalidades ambientales.

¿Y cómo respondió nuestra heroína de la justicia ecológica? Con amenazas —según vecinos— a residentes extranjeros, a quienes les advirtió que podía conseguir su deportación. Así, con elegante prepotencia diplomática. Y cuando las denuncias llegaron a las redes y los medios, no asumió responsabilidad alguna. Al contrario: se victimizó, clamando ser objeto de difamación —ella, la maestra en linchamiento a conveniencia— y culpó a los ‘foráneos’ en general de todos sus pesares. Porque si algo ha aprendido Blanca Pedrín, es que siempre es más fácil apuntar hacia fuera que mirar hacia adentro.

Por supuesto, ante la indignación pública, Blanca se comprometió en redes sociales a mostrar su manifestación de impacto ambiental. Hasta el día de hoy, no ha mostrado ni una hoja reciclada. Esta semana, un nuevo video ciudadano muestra que la obra continúa, el daño a la duna es evidente, y la mansión de más de 700 metros cuadrados —con un valor estimado en más de 80 millones de pesos— prosigue su majestuosa construcción, impune y descarada. ¿Declaraciones? Ninguna. Silencio sepulcral.

Y es aquí donde el guión del Show Pedrín alcanza niveles de realismo mágico. La misma persona que viola normas ambientales, invade terrenos, bloquea el acceso de su comunidad a la playa y desprecia la legislación e integridad ambiental con su exorbitante mansión, ahora ondea la bandera del pueblo y, como supuesta libertadora de los litorales, es hoy la figura central de una cruzada por los accesos públicos, aplaudiendo el uso prepotente de la fuerza estatal y financiando un espectáculo mediático que deja a Televisa pareciendo documental del Canal Once.

¿Incoherente? Espere, que hay más.


Hasta hace un suspiro, Pedrín era una de las voces más activas contra Morena. Fue fundadora local del grupo Xóchitl Lovers, organizó eventos, criticó con fuerza a los gobiernos de la 4T y hasta intentó —sin éxito— ser candidata a diputada federal por la oposición (PAN-PRI-PRD). Hoy, como si nada, aparece en redes sociales usando hashtags como #QueVivaLa4T, aplaudiendo a Claudia Sheinbaum y recitando poemas.

Sí, leyó bien: POEMAS.

Pagó de su bolsillo a un reportero para que, en plena mañanera, le leyera un poema de agradecimiento a la presidenta, en donde se presentaba como “la voz del pueblo sudcaliforniano”. Poema que, por cierto, no rimaba, pero eso es lo de menos.

Por si faltaba drama a la trama, ha organizado ahora un torneo de pesca de orilla justo frente al predio del hotel que fue afectado por la reapertura del camino costero. Una especie de fiesta de despedida para la inversión turística. Todo muy “ciudadano”, pero eso sí, con premios financiados por la acaudalada mujer y la complicidad del gobierno del estado.

Y la cereza del pastel: la misma empresaria que hoy posa abrazando a pescadores para las cámaras protagonizó, hace exactamente cuatro años, un escándalo videograbado y viralizado en el que se le ve confrontándolos directamente en la comunidad de La Playa, entrando por la fuerza al estacionamiento de su cooperativa. En aquel entonces no contaba con la maquinaria pesada del gobierno estatal, como en la reapertura del camino costero, así que improvisó: usó su Toyota Tacoma… y se la echó encima a los pescadores para que la dejaran pasar. ¡Vaya evolución! Al pueblo al que supuestamente hoy representa con pancartas y lágrimas, ayer lo atropellaba con gritos… y con un auto de un millón de pesos.

Todo esto, claro, con un despliegue mediático de producción hollywoodense: tomas aéreas, música épica, discusticia socialdrín – 4Temporada:
Activismo, oportunismo y producción de campaña presidencial (un poco anticipada)

Por Nayeli Castro

“En política no importa lo que es, sino lo que parece.”
— Mario Vargas Llosa

La empresaria Blanca Pedrín —que se presenta como activista social y ambiental, defensora del pueblo y representante de la sociedad civil de Los Cabos (¡ahí nomás!)— vuelve a protagonizar un episodio digno de telenovela… o de precampaña.

Esta vez, Blanca aparece como la mano derecha y animadora oficial del gobernador Víctor Castro, en un nuevo capítulo que ha sacudido las redes sociales. En esta entrega del Show Pedrín, el gobernador irrumpe con maquinaria pesada y escoltado por policías estatales en un predio hotelero. ¿La orden judicial? Brilla por su ausencia. ¿El objetivo? Reabrir un viejo camino costero abandonado hace más de diez años y que, salvo por amistades de la empresaria Pedrín, prácticamente nadie —y mucho menos
‘el pueblo'— había pedido reabrir. Eso sí: fue presentado como si se tratara de una obra de liberación nacional. Y justo a su lado, con el puño alzado, Blanca Pedrín.

Todo esto ocurre mientras el gobernador sufre de lo que podríamos llamar “sequía de popularidad”. Las encuestas lo colocan como el segundo peor gobernador del país, y no es para menos: crisis pesquera sin atender, parálisis frente a sequías que afectan a los ganaderos, broncas con el sindicato de burócratas, y una investigación de parte de la Auditoría Superior de la Federación por más de 3,200 millones de pesos desaparecidos del presupuesto estatal, más otros 500 millones de un préstamo federal que, hasta el día de hoy, siguen en paradero desconocido. Pero eso sí: el camino costero no podía esperar.

Y si usted piensa que la parte más absurda del cuento es el operativo sin orden judicial, espere a leer el currículum ambiental de la activista estrella.

En 2024, Blanca fue el centro de uno de los mayores escándalos inmobiliarios de Los Cabos. Vecinos del fraccionamiento Costa de Oro la acusaron de construir una mansión de dos niveles en un lote donde solo se permitía uno, sin contar con licencia de construcción ni manifestación de impacto ambiental. La basura y el cascajo de la obra terminaban en la playa, y la construcción invade terrenos colindantes, incluyendo el acceso a la playa del condominio. Y si eso no bastara, la obra se levantaba nada más y nada menos que sobre una duna costera y a escasos kilómetros del Parque Nacional Cabo Pulmo. Un combo ganador de ilegalidades ambientales.

¿Y cómo respondió nuestra heroína de la justicia ecológica? Con amenazas —según vecinos— a residentes extranjeros, a quienes les advirtió que podía conseguir su deportación. Así, con elegante prepotencia diplomática. Y cuando las denuncias llegaron a las redes y los medios, no asumió responsabilidad alguna. Al contrario: se victimizó, clamando ser objeto de difamación —ella, la maestra en linchamiento a conveniencia— y culpó a los ‘foráneos’ en general de todos sus pesares. Porque si algo ha aprendido Blanca Pedrín, es que siempre es más fácil apuntar hacia fuera que mirar hacia adentro.

Por supuesto, ante la indignación pública, Blanca se comprometió en redes sociales a mostrar su manifestación de impacto ambiental. Hasta el día de hoy, no ha mostrado ni una hoja reciclada. Esta semana, un nuevo video ciudadano muestra que la obra continúa, el daño a la duna es evidente, y la mansión de más de 700 metros cuadrados —con un valor estimado en más de 80 millones de pesos— prosigue su majestuosa construcción, impune y descarada. ¿Declaraciones? Ninguna. Silencio sepulcral.

Y es aquí donde el guión del Show Pedrín alcanza niveles de realismo mágico. La misma persona que viola normas ambientales, invade terrenos, bloquea el acceso de su comunidad a la playa y desprecia la legislación e integridad ambiental con su exorbitante mansión, ahora ondea la bandera del pueblo y, como supuesta libertadora de los litorales, es hoy la figura central de una cruzada por los accesos públicos, aplaudiendo el uso prepotente de la fuerza estatal y financiando un espectáculo mediático que deja a Televisa pareciendo documental del Canal Once.

¿Incoherente? Espere, que hay más.

Hasta hace un suspiro, Pedrín era una de las voces más activas contra Morena. Fue fundadora local del grupo Xóchitl Lovers, organizó eventos, criticó con fuerza a los gobiernos de la 4T y hasta intentó —sin éxito— ser candidata a diputada federal por la oposición (PAN-PRI-PRD). Hoy, como si nada, aparece en redes sociales usando hashtags como #QueVivaLa4T, aplaudiendo a Claudia Sheinbaum y recitando poemas.

Sí, leyó bien: POEMAS.

Pagó de su bolsillo a un reportero para que, en plena mañanera, le leyera un poema de agradecimiento a la presidenta, en donde se presentaba como “la voz del pueblo sudcaliforniano”. Poema que, por cierto, no rimaba, pero eso es lo de menos.

Por si faltaba drama a la trama, ha organizado ahora un torneo de pesca de orilla justo frente al predio del hotel que fue afectado por la reapertura del camino costero. Una especie de fiesta de despedida para la inversión turística. Todo muy “ciudadano”, pero eso sí, con premios financiados por la acaudalada mujer y la complicidad del gobierno del estado.

Y la cereza del pastel: la misma empresaria que hoy posa abrazando a pescadores para las cámaras protagonizó, hace exactamente cuatro años, un escándalo videograbado y viralizado en el que se le ve confrontándolos directamente en la comunidad de La Playa, entrando por la fuerza al estacionamiento de su cooperativa. En aquel entonces no contaba con la maquinaria pesada del gobierno estatal, como en la reapertura del camino costero, así que improvisó: usó su Toyota Tacoma… y se la echó encima a los pescadores para que la dejaran pasar. ¡Vaya evolución! Al pueblo al que supuestamente hoy representa con pancartas y lágrimas, ayer lo atropellaba con gritos… y con un auto de un millón de pesos.

Todo esto, claro, con un despliegue mediático de producción hollywoodense: tomas aéreas, música épica, discursos sobre justicia social, y brazos alzados como si acabaran de derrocar una dictadura. El contenido se distribuye a través de una red de páginas en Facebook —algunas manejadas por viejos operadores políticos y otras creadas ex profeso— todas perfectamente sincronizadas para proyectar a Blanca como la Juana de Arco del Mar de Cortés.

Entonces, volvamos a la pregunta central: ¿Qué busca Blanca Pedrín?

¿Justicia ambiental? ¿Defensa del pueblo? ¿O simplemente una candidatura por Morena con la bendición del gobernador? Todo parece indicar lo último.

Y como en todo buen show, lo más importante es mantener la atención del público. Por eso, no se sorprenda si en el próximo capítulo del Show Pedrín hay más lágrimas, más contradicciones, más victimización y, quizás, una nueva producción audiovisual con fuegos artificiales, delfines liberados, deportaciones masivas de ‘foráneos’ y otra duna sacrificada en nombre del “progreso popular”.

Porque si algo ha demostrado Blanca Pedrín, es que está dispuesta a interpretar cualquier papel con tal de estar en el escenario y brazos alzados como si acabaran de derrocar una dictadura. El contenido se distribuye a través de una red de páginas en Facebook —algunas manejadas por viejos operadores políticos y otras creadas ex profeso— todas perfectamente sincronizadas para proyectar a Blanca como la Juana de Arco del Mar de Cortés.

Entonces, volvamos a la pregunta central: ¿Qué busca Blanca Pedrín?

¿Justicia ambiental? ¿Defensa del pueblo? ¿O simplemente una candidatura por Morena con la bendición del gobernador? Todo parece indicar lo último.

Y como en todo buen show, lo más importante es mantener la atención del público. Por eso, no se sorprenda si en el próximo capítulo del Show Pedrín hay más lágrimas, más contradicciones, más victimización y, quizás, una nueva producción audiovisual con fuegos artificiales, delfines liberados, deportaciones masivas de ‘foráneos’ y otra duna sacrificada en nombre del “progreso popular”.

Porque si algo ha demostrado Blanca Pedrín, es que está dispuesta a interpretar cualquier papel con tal de estar en el escenario

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